30 de julio de 2009

Hemingway fue obligado a salir de Cuba

La especialista Ada Rosa Alfonso Rosales sostiene que detrás de esa decisión estuvo la mano del gobierno de Estados Unidos.

Ernest Hemingway, el dios de bronce de la literatura americana, abandonó Cuba repentinamente el 25 de julio de 1960. Un año después, en el amanecer del 2 de julio de 1961 se suicidó en Estados Unidos. Dos tiros en el cielo de la boca pusieron fin a la vida del Premio Nobel de Literatura 1954 y Pulitzer 1953. La noticia recorrió el mundo y todavía hoy es objeto de debates.

Mucho se ha especulado al respecto y también acerca de las causas que lo llevaron a dejar la Finca Vigía, con todas sus pertenencias dentro; entre ellas, los manuscritos sin concluir de algunas de sus novelas. Según plantean la mayoría de sus biógrafos, la decisión de marcharse se debió a que se sintió frustrado ante el triunfo de la Revolución Cubana. Sin embargo, la especialista Ada Rosa Alfonso Rosales, directora del Museo Ernest Hemingway, asegura que el entonces embajador de los Estados Unidos, Philip Wilson Bonsal, obligó al autor de El Viejo y el mar a abandonar la Isla.

Es un hecho, plantea, que lo forzaron a irse. En enero de 1959 Hemingway había dado unas declaraciones a la prensa estadounidense a favor de la Revolución (estaba en Norteamérica en ese momento), en las que expresó su esperanza con lo que sucedía en la Isla y apoyó el ajusticiamiento a los esbirros de la tiranía de Batista. Él vivió la experiencia de que le mataran un perro, aquí en la finca, en un registro que se le hizo en el año 57.

«A su regreso a Cuba, en marzo del 59, se le dio un gran recibimiento en el que dijo que era cubano y que los cubanos iban a ganar. Se planteaba que Hemingway llegó el 4 de noviembre, pero René Villarreal, su mayordomo, en el libro El hijo cubano de Hemingway, señala que fue en marzo. Además, nosotros recientemente hallamos anotaciones, en una de las paredes del baño, que demuestran que estuvo en esa fecha en Vigía. Ahí está registrado el peso corporal que tenía en marzo y abril».

Pero no fueron estas las únicas declaraciones que dio sobre el proceso revolucionario cubano. «Con motivo de la visita que el 4 de febrero de 1960 le hizo Anastás Mikoyán, primer ministro de la Unión Soviética, Hemingway afirmó al periódico Pravda —esto lo reprodujo luego la revista Time—, que la Revolución Cubana es indestructible y fabulosa. Podrás imaginarte cómo debieron caerle esas palabras al gobierno de EE.UU.».

La gota que, en opinión de Ada Rosa Alfonso, colmó la copa fue lo ocurrido el 15 de mayo de ese mismo año durante la premiación del torneo de pesca de la aguja. El Comandante en Jefe Fidel Castro había ganado varios premios individuales y ellos hablaron mucho ese día. Compartieron y fueron ampliamente fotografiados. «Poco después llegaron a su casa y le dijeron que si permanecía en Cuba sería considerado un traidor».

La directora del Museo, situado en la Finca Vigía, respalda su hipótesis de que Hemingway no abandonó Cuba, a partir de datos encontrados en el libro Correr con los toros, de Valery Danby Smith, hoy Valery Hemingway. «En ese texto la última secretaria de Hemingway (que después de la muerte del escritor pasó a ser la nuera, al casarse con su hijo Gregory), lo deja bien claro».

Otro elemento a favor de este planteamiento, sostiene, es que cuando llega a los Estados Unidos, el 25 de julio del 60, no fue para su casa en la cabaña en Sun Valley sino que se quedó en Nueva York y, unos días después, el 4 de agosto, viajó a España. Además, él dejó aquí toda la obra que tenía sin concluir; y un escritor no deja atrás su obra. Mucho menos un escritor como Hemingway.

«Esta es mi apreciación de los hechos. Él siempre tuvo claro regresar. No se trata solo de los bienes materiales que dejaba. Hemingway amaba Finca Vigía, era su lugar para escribir y al que invariablemente volvía. Era el lugar del cual se envanecía, que tenía 18 variedades de mangos, y que estaba cercano de La Habana y de Cojímar, a donde iba a navegar en su yate Pilar.

«Hemingway nunca tuvo problemas con el gobierno cubano. Incluso, estando en Estados Unidos se comunicó con algunos amigos suyos para indagar acerca de su posible regreso y estos le afirmaron que podía hacerlo cuando quisiera.

«En uno de sus libros encontramos un brazalete del movimiento 26 de Julio y bonos del Partido Socialista Popular, de Guanabacoa, al que contribuía con dinero».

Un objetivo del FBI

Bien conocido es que el también autor de Por quién doblan las campanas y de un importante número de libros, padecía estados depresivos. Por tanto, no sería de extrañar que las presiones para que abandonara la Isla hayan incidido de algún modo en el agravamiento de su estado mental. La directora del Museo prefiere no ser categórica al respecto. Pero tampoco descarta esa posibilidad.

La familia de Hemingway, y de esto han escrito muchos estudiosos, tiene tendencia al suicidio. En 1928 se quitó la vida el padre y en el 61, Hemingway. Después lo hizo su único hermano varón y, posteriormente, una hermana. «Está en entredicho que la nieta Margot, hija de su primogénito John, también haya puesto fin a su existencia de ese modo».

«Hemingway había manifestado su firme disposición de suicidarse y practicaba en Finca Vigía cómo lo iba a llevar a efecto. En la primavera del 58 le dijo a un periodista de Paris Review que cuando un escritor no era capaz de escribir, lo mejor que podía hacer era dejar de existir. Lo cuenta el mayordomo y muchas personas que vivieron con él, también lo dice Valery en su libro.

«En el año 59 intentaba terminar de escribir Verano sangriento y no lograba reducir la cantidad de palabras que le pedía el editor. El hecho de que tuviera que abandonar su casa de más de 21 años, obligado, pudo haber sido un elemento más para aumentar su estado depresivo. Estaba enfermo, mal del hígado, con problemas oculares, diabetes, y encima tuvo que irse de Vigía y dejar atrás propiedades, gatos, amigos.

«Los investigadores hablan también de un suicidio inducido. Entre los medicamentos que tomaba estaba la reserpina, indicado para la presión alta pero que también es un depresivo profundo. El médico conocía su estado y, sin embargo, se lo indicó. Su expediente en la clínica de los Hermanos Mayo no se puede consultar. No dan acceso a él. También le dieron electroshock, que era un proceder adecuado para la época.

«Se dice que tenía paranoia, de que lo estaba persiguiendo el FBI. Pero no era mucha alucinación cuando ellos tienen un voluminoso expediente de él. Hemingway era un objetivo del FBI. Mi opinión es que sí fue perseguido. Es más, todavía hay una parte importante de su expediente que no ha sido desclasificada. Se suicidó como mismo lo planificó: con una escopeta apuntando al cielo de la boca y disparada con el dedo pulgar del pie», concluyó Ada Rosa Alfonso.


Fotos: Roberto Suarez


































29 de julio de 2009

Cristo de La Habana, Cuba.

El Cristo de La Habana es una colosal escultura que representa a Jesús de Nazaret, obra de la escultora cubana Jilma Madera. La estatua fue hecha de mármol de Carrara, el mismo que se utilizó en los monumentos del Cementerio de Colón de La Habana. La imagen tiene unos 20 metros de altura y reposa sobre una base de 3 metros en la que su creadora enterró diversos objetos de la época. Su peso aproximado es de unas 320 toneladas. La estatua está compuesta por 67 piezas que fueron traídas desde Italia, ya que fue esculpido en Roma y allí bendecido por el Papa.

La imagen, situada en el poblado de Casa Blanca, en el municipio de Regla, se emplazó en la colina de La cabaña el 24 de diciembre, Nochebuena, de 1958. Tan sólo quince días después de su inauguración, el 8 de enero de 1959, Fidel Castro entró en La Habana después de terminar con el gobierno de Fulgencio Batista mediante la Revolución cubana. La imagen fue alcanzada por rayos tres veces - en los años 1961, 1962 y 1986 - antes de que se fuese ubicado un pararrayos.

La escultura se encuentra a 51 metros sobre el nivel del mar, lo que permite a los habaneros ver la escultura desde muchos puntos de la ciudad; la figura de Cristo esta de pie con una mano en alto, bendiciendo, y la otra en el pecho mirando hacia la ciudad, a esta obra se le dejaron los ojos vacíos para que diera la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar que fuese observado. Desde el emplazamiento del Cristo de la Habana se aprecia una vista de toda la ciudad de La Habana.

Fotos Roberto Suárez
Fotoreportero@gmail.com

20 de julio de 2009

Royal Ballet en La Habana, Carlos Acosta.

Carlos Acosta, Primer Bailarín.

Nacido en la Habana, Cuba, estudio en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba.
Entre sus premios se encuentran el Grand Prix y medalla de Oro en el Prix de Lausanne (1990), la medalla de Oro en el cuarto concurso Anual de Ballet de Paris (1990) y logro notable en el Premio de Danza de los Premios Laurence Olivier (2007) . Fue primer bailarín en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, (1991-1992), bailo en el Ballet Nacional de Cuba (1992-1993) y fue primer Bailarín del Ballet de Houston (1993-1998). Se unió al Royal Ballet en 1998 y en 2003 fue nombrado primer bailarin invitado. A bailado papeles principales en Ballets de Ashton, MacMillan, Balanchine, Robbins, Terley, Fokine y Tudor, entre otros. A creado personajes para Ben Stevenson, Ashley Page y Kim Brandstrup y escribió y coreografió si obra semiautográfica Tocororo. Recientemente bailo Espartaco con Ballet Bolshoi en Moscú, Paris y Londres.


Fotos: Roberto Suárez


16 de julio de 2009