18 de diciembre de 2005

Josacha, Pakistán


 Roberto Suarez, Enviado Especial

Ya es el amanecer del 25 de Noviembre de 2005, me despierto, y rápidamente preparo la mochila, serian aproximadamente las 7 y 30 de la mañana, la temperatura esta mas o menos por los 3 grados bajo cero, los botellones de gas que se encuentran en las afueras de las casas de campaña amanecen con una fina capa de hielo, me hace pensar que la temperatura es baja, me abrigo bien, afuera observo los preparativos de los médicos que subirán a las montañas, en unos pocos minutos nos recogerán unos yippis de las tropas ingenieras de las fuerzas armadas pakistaníes, quienes están a cargo de cuidar y guiar a los colaboradores cubanos.
Desayunamos, las compañeras encargadas del auto servicio nos sirven una leche bien caliente, nos viene muy bien, también nos traen un huevo hervido y un buen café.
Nos avisan que ya es hora de partir, el yippi que nos trasladara a las montañas ya esta listo para partir.
Nos dice el joven oficial pakistaní, que esta al frente del grupo, que nos dirigiremos hacia un lugar llamado Josacha, pensamos que el viaje seria rápido, en verdad no teníamos noción hacia donde iríamos, partimos aproximadamente a las ocho de la mañana, íbamos con un equipo de dos doctoras y tres médicos.
Pasamos la ciudad de Balakot, la cual fuera una de las mas castigadas por el terremoto, algunos le llamamos la ciudad fantasma, o la ciudad perdida, es impresionante la cantidad de casas que están derrumbadas, casi no hay ninguna en pie, se ve mucho movimiento de personas, a cada lado de la calle solo veo escombros, y entre ellos algún que otro vendedor, hasta en el techo de una de las casas derrumbadas había un barbero, el cual para ganarse algo de dinero monto su silla de barbero, posiblemente sea encima de las ruinas de su propio negocio.
Nos adentramos en las montañas, el conductor se detiene y embraga la doble tracción, eso nos hace pensar, que el camino seria difícil, iniciamos la subida, la pequeña calle asfaltada se termina, comienza un camino polvoriento. Más adelante me doy cuenta lo peligroso del lugar, pero no tenemos por qué preocuparnos, nos guían personas bien experimentadas, a casi una hora de viaje por estos terrenos, llegamos a divisar en varios momentos a uno de los lados del camino, a aproximadamente un kilometro de profundidad un rio, el cual cruza por la ciudad de Balakot la que también alcanzamos a ver desde la altura de la montaña. Es una vista impresionante. Esto nos hace especular la altura en que nos encontramos, me dicen que nos hallamos a mas de 8000 pies de altura.
Después de más de dos horas de viaje, llegamos al poblado de Josacha, lugar donde la brigada médica iniciaría su trabajo, seria este nuestro destino final.
Antes de llegar a esta zona, pensé en que en estas montañas no vivían tantas personas, por la altura en que se encuentran, las condiciones del terreno, y el frio del lugar, ya que en el invierno la nieve llega a tomar una altura aproximada de 8 pies. Todavía hasta la fecha de nuestra visita no había nevado, pero la temporada crítica es a principios de febrero por lo tanto algunos de los pobladores y su líder M. Bashir, nos comentan la necesidad de algunos recursos básicos que le son necesarios para sobre vivir.
Ya al llegar me quede sorprendía de la cantidad de personas que esperaban ser consultados, mucho niños, ancianos y mujeres. Según mis cálculos habría mas de cien personas.
Nos topamos con varios casos, uno de los ancianos se encontraba con sus dos brazos enyesados, también a un joven que le habían amputado varios dedos y después de un mes de la amputaron todavía tenia los puntos sin quitar, por lo que su mano se encontraba en malas condiciones.
Las dos doctoras fueron a una de las tiendas de campaña, que los militares pakistaníes tenían preparadas para que pudieran consultar, su misión seria atender a las mujeres, ya que la religión de los pakistaníes no le permite que las mujeres sean vistas por los de su sexo contrario.
A las tres de la tarde aproximadamente terminamos, después de que nuestros médicos consultaran a más de un centenar de personas, por lo que teníamos que apresurarnos porque aquí a las cinco comienza a oscurecer, las pacientes pakistaníes en gesto de agradecimiento nos regalan avellanas. Noto como en otros lugares, la alegría de esta gente por lo que hacen nuestros médicos, ellos no saben como agradecerlo.
Al dirigirnos al yipp, todos los vecinos que todavía se encontraban presentes nos acompañaron y sobre todo ayudaron a trasladar nuestras mochilas con los medicamentos, nos dicen adiós son personas muy amables, nos saludan y nos estrechan las manos en mensaje de agradecimiento. Me percato que nuestros médicos son personas importantes en estos lugares. Ya que nunca un medico había llegado a estos lugares a dar atención medica.

17 de diciembre de 2005

Fotos de Pakistan


Paciente Pakistaní, recive atencion medica de los cooperantes cubanos en Pakistán ( foto 1)

Doctor revisa brazo de niño pakistani, despues de retirar el yeso. ( foto 2)


Anciana accidentada, es atendida por doctores cubanos. ( foto 3)


Cola de mujeres pakistanies para recivir atencion medica, en consulta de medicos cubanos. ( foto 4 )

16 de diciembre de 2005

Imágenes de Pakistán

Viaje hacia Gahri Habibullah, Pakistán


Roberto Suarez, enviado especial

Salimos aproximadamente a las diez y treinta de la mañana del Hotel Dreamland, en Islamabad. El cielo, como en días pasados, está despejado, con un sol suave que nos obliga a desabrocharnos los abrigos. Algunos de mis compañeros de viaje, hasta se despojan de ellos.
Viajamos por una autopista de seis vías, la cual se encuentra en muy buen estado. Se puede tomar notas mientras se transita por ella. Se observan carros pequeños y muchos camiones. La vegetación es verde; sin embargo, en algunos lugares predomina el color carmelita. El polvo existente nos hace pensar que hace algún tiempo no llueve por estos lugares. En los carteles de señalización y propaganda el idioma predominante es el ingles, aunque los hay también en en hindu, idioma natural de Paquistán.
A ambos lados de la vía se puede visualizar algún que otro sembrado y mucho ganado, vacas y búfalos, la leche y la carne de este último es muy cotizada en este país.
A las 11 y 18 llegamos al primer peaje de los dos que debemos pasar. El costo del paso es 25 rupias. Después de pasarlo, a lo lejos se observaban las grandes montañas hacia donde nos dirigimos.
Ya a la 1 y 25 de la tarde nos hallamos en Mancera. Franqueamos uno de los hospitales en el cual hay presencia de médicos cubanos. Abandonamos la gran autopista y nos adentramos en una vía más pequeña de tan solo dos sentidos. Nuestro chofer, con su pericia, adelanta a los autos y camiones que se topa en la carretera.
En ambos lados de la vía se observan numerosos negocios, tiendas, algún que otro lugar de venta de comida ligera y frutas. Esto lo pude divisar a lo largo de toda la carretera. Cada vez que transitamos por algún poblado o aldea nos topamos con estos negocios que abarrotan la vista con carteles y comerciantes, por lo que son numerosas las personas que deambulan por las calles, y nuestro chofer tiene que tomar precauciones para no atropellar a nadie.
Después de varias horas de viaje, llegamos a nuestro primer objetivo, el hospital cubano en Attar Shisha, en cuyo poblado hay aproximadamente 13 000 habitantes. En estos poblados las viviendas no sobrepasan los tres pisos, no hay grandes edificios.
Las casas de campaña de este hospital se encuentran en la zona de una escuela, lugar que le facilitaron a la brigada médica cubana para realizar sus labores de atención médica. Veo más de unas 15 casas de campañas de lona, de color carmelita claro, buenas para retener el frio.
En una de las primeras casas de campaña se encuentran dando consultas dos doctoras cubanas. Es costumbre que las doctoras atiendan a las mujeres y los doctores a los hombres. Al lado de cada una de las doctoras hay un joven paquistaní, quien tiene la tarea de traducir del hindú al ingles. Así fluye la comunicación entre los pacientes y los médicos, aunque ya hay muchos galenos cubanos que tienen su propio diccionario de hindú.
Fuera de la carpa es apreciable la cantidad de paquistanies que esperan ser atendidos. Se ve de todo, niños en los brazos de sus padres, hombres, ancianas y ancianos. Tomo algunas fotos de las doctoras cubanas consultando. De momento entra una madre con una muchacha. La chica se ve en malas condiciones. Rápidamente la acuestan en una de las camas: presenta vómitos, su presión es baja, se queja de dolor de cabeza. Se ve muy débil. Después de ser analizada por los doctores se determina ingresarla.
Muchas de las personas que se examinan es por problemas en la piel, la escabiosis es una de las más frecuentes; también la desnutrición. Me topo con un niño que se encontraba ingresado por falta de vitaminas. La piel de todo su cuerpo está en malas condiciones. Se hallaba ingresado. Fue impactante ver en las condiciones que se encontraba. Los médicos cubanos confían en su pronta recuperación.
Es impresionante la labor de los médicos. Este pueblo no sabe como agradecer ese gesto. Se ve en la sonrisa de su gente. Ya son muchas las brigadas extranjeras que se están retirando, mientras que los cubanos son su única esperanza.
Los médicos nos sorprenden con un delicioso almuerzo a la cubana: un potaje de frijoles colorados, arroz blanco, carne de res y una buena ensalada; algo que extrañamos mucho, ya que aquí la comida es diferente. Predomina el picante. Hay momentos en que es imposible para nosotros comer por tener exceso de este producto. Al final nos tomamos una foto con la mayoría de los médicos.
A las 2 y 30 partimos hacia el campamento de Gahri Habibullah, lugar de nuestro destino final.
Ya tenía experiencia de este lugar, donde me había quedado una noche en días pasados. Solo pensar que allí la temperatura en las horas de la madrugada podría bajar a menos de cero grado me hacía pensar como seria la noche.
Este campamento se encuentra en la margen del rio Kundar, el cual en esta época del año no se ve muy caudaloso. A lo lejos se ven las grandes montañas cubiertas de nieve, lo que da un aviso del acercamiento de las primeras nevadas. Como en otros lugares se percibe el espíritu de trabajo y organización de los galenos cubanos. Algunos antes de dormir preparan sus mochilas para la jornada siguiente.
En esta zona de Paquistán ya a las cuatro de la tarde empieza a caer el sol, por lo tanto la temperatura comienza a descender. A las ocho de la noche ya no se ve a nadie fuera de sus casas de campaña. Todos prefieren estar cerca de sus calentadores.
Me quedo conversando hasta pasadas las 12 de la noche. El frio me hace buscar algo para taparme y prefiero mi colchón, por lo que me dirijo a mi casa de campaña.
Por la mañana subiremos las lomas junto a los médicos cubanos.